El día a día, la falta de tiempo, estar sin parar... Son síntomas conocidos y experimentados por todos. Bien, no iba a ser menos mi caso. Se presentó un cumpleaños familiar y no tuve tiempo para hacerle algo especial.
Por suerte, había un trozo de bizcocho jugoso, esperando a ser devorado. Ya que nadie parecía querer disfrutar de ese manjar, cogí todo lo que quedaba y los transformé en cakepops divertidos!
No salieron muchos, pero los suficientes para poder tener un detalle y que fuera un cumpleaños algo más original. Resultaron salir muy buenos y sin planearlo pude llevar algo bonito.
Por improvisar, improvisé hasta la presentación! Siempre es bueno tener cartulinas en casa.
¡Espero que os hayan gustado!
¡¡Besoss!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario